Incluso cuando nos íbamos, medio tensos, te miré y te rogué que al menos me besaras..
y nos fuimos.
Para mi era obvio que acabábamos de dar vuelta de página (al menos por un tiempo)
Entonces, cuando viniste a buscar un par de fotocopias, yo te hablé de Deleuze, te pedí que me expliques, y esas cosas. Había millones de personas dando vueltas en la casa..
Vos no dejabas de mirarme, de fijar tus pupilas en toda mi rostridad, de desnudarme con esos ojos celeste-aguado, esos que hicieron que la primera vez que te vi, hace todos aquellos años me hicieran verte danzando al son de Venus as a Boy... (you live in beauty)
y yo te seguía hablando de las abstracciónes, de la aplicación en la sociedad, y tomaba sorbitos de jugo todo el tiempo, porque no quería mirarte. Quería mirar el vaso y que no me veas.
Todo hasta que te increpé:
¿Qué mirás?
TE miro.
y aunque nos separaba la mesita pequeña de mi cocina, que a mi me parecía infinita.. estire mi brazo, con mi codo, mi mano y con las yemas de mis dedos te toqué el flequillo, como mimándote levemente..
Después de media hora, tuviste que cursar...
nos paramos, sin mesas separadoras, sin sillas que nos aten y se nos fueron las bocas contra las bocas..
saliva-boca-saliva-lengua-labio-sobre-labio-saliva-boca-lengua-lengua-saliva
Caminé al lado tuyo hasta la plaza, me grabaste a fuego palabras sobre tu percepción de mí, tu afección de alegría..
Yo estaba como toda una teen, miss 15, nerviosa, inquieta, te miraba de coté y me sonreía
y vos lo notabas todo, y jugabas con toda esa adrenalina.. con la fiesta de endorfinas de mis entrañas...
Nos conocemos tanto, que a veces no se puede creer que vuelva a los 15 cuando te veo, por 3ra o 4ta vez en cada semana..